Comenzamos este camino hace 6 meses, fuimos rezando y
reflexionando sobre nuestra vida… lo primero que experimentamos
fue sentirnos amados.. sentir cuanto nos ama Dios, como Él nos
primerea en el Amor.. y también trajimos los rostros de muchas
personas que nos han amado y que nosotros hemos amado….
Continuamos el camino y descubrimos que nuestro corazón está
inquieto y necesitado, y que hay elecciones que debemos realizar que
nos abren a la vida y otras que nos cierra, y la clave está en hacer un
buen discernimiento para escoger la correcta…
Luego reflexionamos sobre el mundo en el que vivimos, y como
necesita de nuestra luz, aunque sea pequeña, para que pueda
cambiar en algo… aprendimos a distinguir el buen espíritu del mal
espíritu. Mucho nos enseñó San Ignacio sobre este tema…
Continuábamos caminando hasta que nos encontramos con Jesús, y
comenzamos a conocerlo, aprendimos de sus gestos y actitudes.
Vimos los cambios que tenían las personas que se cruzaban con Jesús
y también se despertó en nosotros esas ansías de que Él nos
transforme…Nos mostró cuales eran nuestras parálisis, miedos,
cegueras, lepras que nos quería sanar.
Descubrimos que teníamos al mejor amigo que se puede tener… a
Jesús, y aprendimos a reconocer su voz entre la multitud. A partir de
ahí quisimos ser sus apóstoles, para vivir con Él y así ir descubriendo
cual era el proyecto que tenía para cada uno de nosotros.
Otro día pudimos experimentar con nuestros sentidos que estábamos
habitados por Cristo, que Él es el agua viva que necesitamos para
vivir, esa agua que no se acaba nunca, y volvimos a sentirnos
moldeados por Cristo y descubrimos la forma en que Él habita en
cada uno.
Comenzamos a sentir una llama que comenzaba a arder dentro de
nuestro corazón, que no era el mismo que al comienzo de este
camino.
Aprendimos lo que significa ser Eucaristía para el que me necesita,
compartiendo juntos cada sábado la Santa Misa, donde podemos
experimentar ese Amor tan grande que nos tiene Jesús, que entregó
su vida por cada uno de nosotros en la Cruz.
Casi al final del Camino comprendimos lo que significa tener
compasión por el otro, la parábola de El Buen Samaritano nos ayudó
a ponernos en los zapatos del hombre que fue asaltado por los
ladrones, y sentimos la necesidad de ayudar al que nos necesita.
Estamos terminando el camino….. pero este no es el fin sino el
comienzo de algo…. Hay muchas personas que nos necesitan, muchas
personas que no saben cuanto Jesús las ama y que también Él quiere
ser su amigo…. No podemos callar lo que hemos visto y oído…
Es hora de ponernos en camino….en un nuevo camino….