Las vacaciones de los mejinos también son de encuentro y formación. Una verdadera oportunidad para compartir la vida con amigos que viven lejos, o más aún en otras provincias.
Los días 12 al 17 de enero 2024 se realizó el encuentro nacional de monitores y coordinadores MEJ ARU, en Agrelo – Mendoza.
Profundizamos en nuestro plan de vida a la luz de los pasos 1, 2, 3 y 4 del Camino del Corazón.
La formación comenzó con una dinámica de encuentro entre todos donde nos reconocimos semillas de esperanza, cada uno único y también con dones únicos al servicio del reino.
Al rezar el paso 1 “En el principio, el Amor” confirmamos que fuimos creados por amor y para amar, desplegando nuestros dones para contribuir al amor del Padre. Entendimos que si no cuidamos el don que somos, estamos pecando.
Si enfocamos nuestro corazón en agradecer por cada manifestación de amor del Señor, más motivos para agradecer encontramos.
Rezando el paso 2 “El corazón humano inquieto y necesitado” descubrimos que tenemos heridas. Que son traumas, son huellas que un suceso o varios dejaron en nuestra historia de vida. Las decisiones que tomamos están dentro de esas huellas, por eso muchas veces lastimamos al otro, aunque no quisiéramos hacerlo.
La identidad de cada uno es el amor. Somos hechos por y para el amor, en cambio las heridas reflejan lo que hacemos. Y ningún dolor puede hacer restringir nuestra capacidad de amar. Sino que el dolor nos conduce a caminos de vida.
Rezando el paso 3 “En un mundo descorazonado” profundizamos en el discernimiento. Identificando que en nuestro entorno también hay caminos de vida y caminos de muerte. Los caminos de vida nos conducen al amor, hacer cosas para más y mejor poder amar. Los caminos de muerte los atravesamos cuando nos olvidamos que lo único e importante es el amor. Ejercitando el discernimiento vamos a ir adquiriendo más libertad de decisión para no caer en la herida.
Finalizando el encuentro, en el paso 4 “El Padre envía a su Hijo para salvar” nos encontramos con Jesús, que vino a salvarnos. Sin importar las heridas que tengamos o las decisiones que tomemos siempre terminamos en los brazos de Jesús. Se comienza a sanar nuestro corazón cuando nos encontramos con Él y nos invita a aprender su modo de vivir, aprender a amar como ama Él.
Lo que se vivió en este encuentro fue un antes y un después en la vida de cada monitor y coordinador. El desafío siguiente es volver a pasar todo esto por el corazón y llevarlo a cada una de nuestras comunidades.
Con gran alegría las compartimos las vivencias de una participante del encuentro:
Hola mejinos! Mi nombre es Laura, tengo 27 años y soy de la Parroquia Ntra Señora del Perpetuo Socorro ubicada en San Miguel, Buenos Aires.
Esta fue mi primera experiencia en la formación nacional de monitores. En un primer momento me encontraba un poco nerviosa y ansiosa por saber cómo sería todo y me cuestionaba si estaba en el lugar correcto. Solo fuimos dos personas de mi Parroquia y no conocía a nadie.
Realmente quede sorprendida por la cálida bienvenida que recibimos y por las personas increíbles que tuvimos el placer de conocer.
Las actividades se centraron en nuestro Proyecto de vida a la luz del Camino del Corazón, tuve una experiencia interna muy significativa que me llevó a un profundo encuentro con Jesús y me desafió a pensar de manera diferente la vida.
Todo esto no hubiera sido posible sin la ayuda y motivación de los demás monitores que se encontraban en la formación. Me llevo en el corazón a todas esas personas que no solo compartieron la experiencia conmigo sino también me dieron aliento, escucharon, empatizaron, acompañaron, aconsejaron y me hicieron un lugar en sus vidas sin conocerme. Sin dudas quiero seguir siendo parte de esta Red y vivir al estilo de Jesús